domingo, abril 29, 2007

Elegancia y otros lujos asiáticos

















Punto de partida. Gentleman.

Según parece el halago debilita, el ego sube, sube, sube,… luego, cuando menos lo esperas cae rapidísimo, a más de treinta metros por segundo.

Y se hizo el vacío. La ingravidez total.
Donde están los aduladores formados?

Siempre supe ver donde me encontraba, ahora no iba a ser menos.
Contradicción.
En estos momentos felices, con reflexiones y decisiones vitales que me llevan a un caos desconocido, el halago no iba a confundirme.

Me quedan por escribir algunas hojas de historias aún no contadas pero cada vez lo veo como algo más privado, quiero que se acabe el contrabando de opiniones sin opinión de los llamados: demás.

La libertad en la que vivo me permite ver las cosas desde un margen imaginario, ahí estoy, ambiguo, para no perder lo que debería ser un hecho diferencial: la elegancia (poco valorada pero que nos permite alejarnos de la vulgaridad).

En ese intento sigo, quizás, al final, todo esto me estallará y no me quedará más remedio que salir corriendo.
Huir.
Será la única salida, porque en el fondo, todos somos incapaces de ser como realmente somos sin hacer un descosido en los que intentan estar cerca nuestro.



PD: Me corto la melena o sigo con esta peluca?


12 comentarios:

Lost in Translation dijo...

el halago solo debilita a los débiles. Las opiniones solo debilitan a los que opinan, porque salen de su neutralidad para entrar en el espacio concreto mas o menos acertado.
La elegancia en si misma no es nada si no va acompañada de más cosas. No es vital, pero a veces es necesaria. Algunos deberían tomar ejemplo.
Opinar no es el problema. Porque no interesan opiniones irreales, ni juicios indiscriminados sin base a nada. Es lo de siempre, no ofende quien quiere si no quien puede. No opina de forma acertada quien lo cree, si no quien está en posicion de hacerlo.

Anónimo dijo...

dejate esa melena para no cambiar el ritmo de tu camino que esta lleno de flores silvestres

Anónimo dijo...

Plaf plaf plaf...
Aplaudo esta entrada, que según mi "opinión" es una de las mejores que he leido, ya que he podido comprenderlo casi todo (mi cerebro no da para más je,je,je).

Un saludo.

Vane dijo...

Muy bueno el post:D me consuela,si se puede llamar así, saber que hay en el mundo seres con ganas de huir;sería cínico no pensar que al menos una vez en la vida,todos hemos sentido esa necesidad pero... yo de momento me quedo!! con tu permiso,me pasaré a menudo por aquí a ver qué cuentas...un saludo

Anónimo dijo...

Estamos en una sociedad en que todo el mundo se permite opinar de todo y de todos (el cotilleo muchas veces dañino es el deporte favorito de la sociedad española), solo hay que saber identificar a esos "demas" y no permitir que sus opiniones nos afecten, porque al fin y al cabo no son nada no son nadie, son personas que van y vienen, pero que nunca estaran.

Antes de que me lo preguntes o no, me ha encantado tu nueva entrada.

Las Tartitas de Llanetes dijo...

DI NO AL PELUQUERO

la pequeña tortuga dijo...

El halago debilita...sí, es verdad, debilita, te hace bajar la guardia, inconscientemente te crees que eres el mejor, que nadie ha hecho nunca ni antes ni mejor lo que has hecho ahora...por eso no hay que tomarse nada muy en serio

rginfinito dijo...

Lost: El problema no es que las opiniones molesten más o menos, creo, que quizás aguante con demasiada “elegancia” ciertas cosas que no me interesan.

Refugiado: Tu si que eres silvestre… flor de verano.

Songoku: Tú no te preocupes…es muy complicado entenderme… sino yo mismo lo hago!!

Vane: Wellcome to el callejón sin salida!!!

Anónimo: Y yo que pensaba que el deporte nacional era la envidia, cuanto daño está haciendo Salsa Rosa, jejeje

Llanetes: Si sigo con esta melena acabaré pareciéndome al rey león!!!

Pequeña tortuga: Es el resumen perfecto de lo que quería decir…


Como siempre gracias por seguir por aquí.

Lost in Translation dijo...

"Aguantarlas": significa tolerarlas con voluntad expresa. Si estuvieras por encima de todas esas cosas, no perderías el tiempo echando de más ni de menos, las cosas triviales como la facilidad para sacar la lengua a paseo de los demás. Igual que no puedes controlar el hecho de que alguien se comporte como tu quieres, tampoco jamas vas a poder controlar el poder de la opinion de los demás. Y ese es el riesgo que tu corres cuando abres un blog. El riesgo a que haya opiniones de todo tipo, personales o no personales, positivas o negativas. C´est la vie.

rginfinito dijo...

Lost: Y dale... si tienes razón, estarás conmigo que hay ciertas cosas evitables, que llevo con elegancia pero que son evitables.

Lost in Translation dijo...

jajaajaj, que cosas?
La autocalificación gentleman me ha hecho gracia. Estás hecho un Julio Iglesias?

Roberto Rivadeneyra dijo...

Yo traje la melena muchos años. Voto porque te la dejes hasta que sea inevitable la poda.

Podemos huir de muchas cosas, pero nunca de uno mismo. Nuestra sombra nos recordará constantemente quienes somos.

Saludos,