martes, diciembre 12, 2006

Cuantos cajones tengo?

Deshice la maleta.
Fui colocando cada cosa en su sitio y dejé para el final el cajón donde guardo las reflexiones.
No sé si solo me pasa a mi pero cada vez que hago un viaje termino planteándome cosas (la mayoría de veces no tienen nada que ver con el viaje).

Soy feliz.
Así de fácil, sencillo y raro a la vez, aunque me costó encontrar el cajón donde se guarda tanta felicidad.
He tenido siempre la teoría (poco científica) de que la gente feliz suele ser los que están acomodados a su entorno, los que no se plantean retos diferentes, los que no tienen esa inquietud diaria de descubrir pequeñas cosas nuevas. Ya sé, soy un exagerado, pero no voy muy desencaminado.

Doble felicidad.
Estoy feliz por estar feliz y feliz por ser feliz sin dejar de replantearme mis mil cosas al día.


PD: solo falta que alguna me secuestre, serás tú?

viernes, diciembre 01, 2006

Gran Teatre del Liceu

Espero que anoche fuese algo especial para los que fuimos al Liceu. Independientemente de nuestras preferencias musicales, lo de ayer, fueron más de dos hora y media de música de verdad, de dos músicos antagónicos defendiendo esa mezcla tan extraña que han creado, sin aditivos. Quizás podríamos hablar de que si Nacho es mejor autor que Enrique o que si Enrique interpreta mejor o tiene mayor carisma en directo, pero eso es lo de menos, disfrutamos de algo único (como mínimo a nivel nacional). Lástima que no hagan gira...




Sé que tiempos más duros aún están por venir,
que algunos días de mayo son más lluviosos que los de abril.
Me clavaste ambos ojos y aún recuerdo tu voz:
“la vida es parte es buscar placer y parte hallar dolor”.
Y en tu mirada mojada vi que rezabas mi alma, oh! señor…
y te vi llorar un río a cada lado de tu rostro sin desmaquillar,
como la propia Katy Jurado con las nubes negras detrás.
Te vi llorar y ¿qué podía hacer sino huir y así poder ponerme
a llorar también?
Y en tales circunstancias ¿Cómo iba yo a actuar?
“mi alma se volvió ancla”, te oí, “cansada de naufragar”
Y aunque ahora arda un fuego o brille en el cielo el sol.
Sólo son tus ojos los que a mi vida traen luz y calor.
Y en tu mirada vi que rezabas por mi alma, oh! Señor…
y te vi llorar un río a cada lado de tu rostro sin desmaquillar,
como la propia Katy Jurado con las nubes negras detrás,
como el negro escuchando a Van Zandt cantar “waitin’ around t odie”,
como Juana de Arco al arder, como el santo a punto de perder la fe,
hoy te vi llorar. Entre el dolor y la nada elegí el dolor.